Entra despacio y cierra la puerta. Quítate los zapatos
y con ellos los prejuicios.
Siéntate aquí, en el borde de la cama y acércate más.
Vamos a presentar las palmas de tus manos con las mias
y a contarnos los secretos que tanto esperaron.
Quiero que conozcas las plantas de mis pies y sientas
lo frías que están.
Me gusta tu tacto.
Vamos quitándole las horas al tiempo y deshacernos de
él. De ese que siempre se burló de nuestras ganas.
Quiero contarte mis caprichos incumplidos y los lunares
de tu cuerpo.
Quiero evaporarme en ti, que tu búsqueda cese y que
nuestras almas se agiten a nuestro ritmo.
Vamos a respirarnos, a estremecernos, a recorrernos, a
desintegrarnos...
Degustable poética del deseo.
ResponderEliminarSaludos.